Argentina Bolivia

DE ARGENTINA A BOLIVIA

Por en 19 abril, 2014

Nos costó mucho salir de Argentina, estábamos muy cómodos, casi como en casa. Hemos disfrutado mucho recorriendo las provincias que nos faltaban por conocer y Juan, como turista en su país, ha quedado maravillado. Pero ya estábamos en Humahuaca y era más turístico de lo que  pensábamos. También Purmamarca, donde estuve hace cinco años y ahora lo encontré súper cambiado. Ahora aceptan tarjetas y compran dólares. Los porteños compran artesanías como locos sin saber que vienen de Bolivia, y en la plaza hay una mujer con un bebe llama para que la gente se haga fotos con ella, como en Bangkok con los elefantes y en Playa del Carmen con los tigres recién nacidos. Aunque he de reconocer que me quedé con las ganas de darle un achuchón a la llamita. Pero bueno, el turismo es así y realmente para los locales es una bendición. Lo que me fastidia es que los de la plaza que vendían artesanías eran los mismos que los de hace cinco años pero los que habían venido a montar hoteles eran de afuera y la de nuestro hospedaje fue muy mal educada. Pero bueno, eso pasa en muchos lados, mismo donde vivo yo. A pesar de todo, el norte argentino es muy recomendable. El paisaje de Purmamarca (imperdible), las quebradas de Cafayate, Salta… En Cachi hay un ovnipuerto, para el que quiera intentar tener un encuentro con uno jaja, pero el pueblo en sí no es para tanto si no pilla de camino. Hay varios pueblos muy chiquitos que todo el mundo comenta: Iruya, Yavi, Abra Pampa. Pero nosotros no fuimos porque sólo nos quedaban 70 pesos y el tanque de gasolina estaba lleno  así que desde Humahuaca nos fuimos directos a La Quiaca. Ahí pusimos los últimos 50 en gasolina y los otros 20 para alfajores.

Al llegar a la última ciudad de Argentina, a más de 5000 km de Ushuaia, vimos una inmensa mole de ladrillo y pensé «esta es la villa de La Quiaca». No, era Bolivia.

Cruzamos la frontera sin problemas, solo un poco lento, pero nos entreteníamos con el ir y venir de las cholitas que entraban y sacaban las artesanías de un lado para otro a toda prisa.

Nada más pasar la frontera encaramos directo hacia Tupiza pero al rato un peaje nos detiene. Nos quedamos de piedra porque no llevábamos ni un peso boliviano pero al llegar le explicamos la situación a la chica. Le dijimos que no sabíamos que había peajes y no teníamos dinero. El peaje consta de una cuerda que hace de barrera mecánica así que había poco control. La chica nos dijo «bueno vayan nomás». Genial. Pero justo al arrancar nos para la policía. El chico nos hace acompañarle al cuartucho que era su oficina y ahí nos da una charla moralizante sobre «nuestra curiosidad por cambiar dinero al entrar al país»…  «la chica os dejó pasar pero después hay otro peaje». Pero el chico no nos decía nada en claro y no sabíamos qué quería, solo se enrollaba.

Finalmente dice que nos tiene que anotar en su archivo (un cuaderno del cole) porque él se encargaba de anotar a todo el que pasaba (había 5 en el cuaderno). Así que despacio nos anota y nos dice «bueno serán 10 BOB». Nosotros nos miramos y no pudimos evitar reírnos. El chico no entendió nada. «¡Pero si te acabamos de decir que no llevamos ni una moneda boliviana!», «bueno entonces sigan nomás». Y nos fuimos de ahí pensando que era una cámara oculta.

En el siguiente peaje la chica también nos dejó pasar. No quisieron ni aceptar un dólar.

Llegamos a Tupiza, que está bien para hacer noche porque no es caro y la comida esta bien. Un plato de pollo o lomo a la placha con patatas, arroz y ensalada 15BOB (1.50 euros aprox). El paisaje todo el camino es parecido al del norte de Argentina: campo y montañas rocosas color rojizo.

Al día siguiente hicimos el mismo recorrido que el Dakar y fuimos hasta Uyuni por una ruta de ripio, piedras, agua, serrucho, arena de 202 km que tardamos 6 horas en hacer. El paisaje es muy bonito y vale la pena pero es agotador. Las llamas le dan colorido al paisaje con los pompones rosas que les ponen y las casas de adobe forman pueblitos en medio de la nada. Y en medio de la nada también nos apareció un peaje. Esta vez llevábamos dinero pero lo fuerte es que el dinero era por el uso de la carretera. Yo le dije que la carretera era malísima y ella me dijo que estaban haciendo labores de mantenimiento. Sin embargo no vimos ni una máquina ni una persona trabajando en los 200km.

Definitivamente el premio a la peor carretera se lo lleva esta. El premio al mejor piloto es para Juan Ciccarelli por dominar la moto en todos los terrenos hasta en las arenas más escurridizas. El premio a la mejor copiloto es para Amanda Cabot por no romper las bolas y comprar galletitas. Mención especial para la señora de Atocha, el pueblo intermedio, por devolvernos los 50BOB que se nos cayeron en su tienda.

Finalmente llegamos a Uyuni, un pueblo polvoriento que lo único bueno que tiene es el salar cerca.

En definitiva, nuestra primera impresión sobre Bolivia fue mucho mejor de lo que esperábamos. Se parece mucho a Asia por los puestos de venta en la calle, los oscuros y olorosos mercados donde la carne cuelga de un gancho para festín de las moscas, la ropa tradicional colorida de las mujeres etc. Es cierto que los autobuses los conduce el diablo encocado y por eso para muchos turistas la experiencia ha sido negativa. Pero en la moto los ves venir de lejos y te da tiempo apartarte y la verdad es que tampoco hemos visto ni vivido ningún incidente.

Aunque no lo parezca dentro de ese caos hay un orden. Si hay una intersección no esperes a que se paren para que pases, pero si pasas ellos te esquivarán sin problema. Creo que nuestros 4 meses en el sudeste asiático nos curtió y estamos curados de espanto. Ahí alquilábamos moto en todos los pueblos y eran esas motos chinas tipo scooter con marchas con las que nos recorrimos cientos de km, a veces cargados con las mochilas.

Dejamos las fotos de los primeros días en el país.

ETIQUETAS
ARTÍCULOS RELACIONADOS

DEJA UN COMENTARIO

VIAJEROS EN MOTO
Mallorca

Somos Amanda (Mallorca) y Juan (Buenos Aires), nuestro estilo de vida consiste en trabajar en verano y viajar en invierno. Siempre estamos sobre ruedas, ya sea viajando en moto o en furgo o trabajando en Mallorca con nuestro Food Truck. Nos encanta la aventura, el riesgo y emprender nuevos proyectos. Te invitamos a seguirnos en nuestras locuras que empezaron con un loco por las motos y una loca por los viajes.

¡Síguenos!
Facebook